A comienzos del año 1896, Henri Antoine Becquerel, premio Nobel de
Física el 1903, descubrió que un compuesto de uranio emitía
espontáneamente radiaciones ionizantes. Dos años más tarde el
matrimonio Pierre y Marie Curie, encontraron que otra substancia
llamada Torio emitía el mismo tipo de
radiación que el compuesto de
uranio. Las investigaciones de estos dos científicos condujeron al
descubrimiento de un nuevo elemento denominado Radio.
Llamamos
radiación a la energía que se propaga forma de onda a través
del espacio. El ser humano ha sido expuesto en las radiaciones
ionizantes desde el comienzo de los tiempos. Las fuentes naturales de
radiación se encuentran tanto en el universo como en la tierra.
El espacio exterior y el sol son el origen de la
radiación cósmica,
constituida por partículas con un alto índice energético, 86% protones
y 12% de partículas alfa.
Dentro del concepto de radiación se incluye tanto la luz visible como
las ondas de radio y televisión el que se conoce como -radiaciones no
ionizantes- y desde la luz ultravioleta a los rayos X o la energía
fotónica -radiaciones
ionizantes.
Radiación natural
El proceso de desintegración radiactiva explica la existencia de muchos
elementos radiactivos en el medio ambiente. De hecho, hasta la
invención del tubo de rayos X, el 1895, la única radiación que existía
era la
natural.
El ser humano vivó en un mundo con radiactividad
natural: recibe la radiación cósmica, procedente del espacio y la
radiación del radón, procedente de la tierra;. Ingiere a diario
productos naturales y artificiales que contienen substancias
radiactivas (en cantidades muy pequeñas), en sus huesos hay polonio y
radio radiactivos, en sus músculos, carbono y potasio radiactivos, y en
sus pulmones, gases nobles y tritio, también radiactivos. Este conjunto
de radiaciones naturales integra la radiación de fondo que depende de
numerosos factores: el lugar dónde se vive, la composición del tierra,
los materiales de construcción, la estación del año, la latitud y, en
cierta medida, las condiciones meteorológicas.
De la radiación cósmica, que procede del espacio, sólo llega al tierra
una fracción, puesto que mayoritariamente, es detenida por la
atmósfera. En consecuencia, la latitud es determinante de la dosis
recibida, de forma que a la cumbre de una montaña o viajando en un
avión se recibe mayor cantidad de radiación cósmica que al nivel del
mar: por ejemplo, las tripulaciones aéreas pasan gran parte de su vida
en altitudes en las cuales la radiación cósmica es 20 veces más grande
que la radiación mediana de fondo. La radiación de fondo debida al gas
radón, procedente de la desintegración del metal radio contenido en
algunas rocas, fundamentalmente graníticas, también varía
substancialmente dependiente de la localización. El radón surge por
emanación de las rocas lo que posibilita, por ejemplo, que se formen
grandes concentraciones en el interior de las viviendas construidas en
determinados lugares o con ciertos materiales, sobre todo si la
ventilación es insuficiente. En estos casos, la concentración de radón
pueden ser cientos a veces superior a la del exterior.
Radiación artificial
El 1895, el físico Roëntgen, cuando experimentaba con rayos catódicos,
descubrió el primer tipo de radiación artificial que ha utilizado el
ser humano: los rayos X. Se trata de ondas electromagnéticas originadas
por el choque de electrones con un determinado material, en el interior
de un tubo de vacío.
Una año después, el 1896, el científico francés Becquerel descubre por
casualidad la radiactividad natural al quedar impresionadas las placas
fotográficas que habían sido guardadas, protegidas de la luz, en una
cajón en la cual había mineral de uranio. Becquerel supuso, con
acierto, que el compuesto de uranio había emitido una radiación capaz
de velar las películas fotográficas.
Pocos años después, la joven Marie Curie y su esposo Pierre
descubrieron que a medida que el uranio emitía radiaciones se iba
transformando en otros elementos químicos diferentes, como el radio y
el polonio, así denominado en honor a su país de origen.
Una vez que empezaron a conocerse las propiedades y la potencialidad de
la radiación se fueron desarrollando sus aplicaciones, así como las
técnicas por obtener materiales radiactivos artificiales.